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La competitividad en psicología deportiva

Las teorías clásicas en la psicología deportiva afirman que la competitividad es un factor negativo porque induce al atleta a centrarse en demostrar que es mejor que los demás, a arriesgarse mucho y a perder de vista el objetivo principal de su rendimiento. A continuación se relaciona la competitividad y la motivación de logro, y se explica por qué en el contexto deportivo el sentido de competencia puede ayudar a que el atleta busque ganar.



La motivación de logro resulta muy aplicable al ámbito agonístico de alto nivel, pues resulta evidente que los deportistas de alto rendimiento se caracterizan porque se concentran en factores personales relacionados con la probabilidad de éxito, como el orgullo, eligiendo situaciones de riesgo y buscando retos; en lugar de evitar el fracaso (Dosil, 2004; Weinberg y Gould, 1996). Siguiendo esta línea de reflexión, es posible afirmar que la competitividad es uno de los componentes principales dentro de este tipo de motivación, entendida como una disposición a satisfacer un estándar de excelencia respecto a las comparaciones que se hacen en presencia de evaluadores externos (Martens, 1975) así como una necesidad de “validar la superioridad de uno sobre la inferioridad de otros” y para reflejar el éxito personal y la satisfacción con este éxito (Houston, Harris, McIntire y Francis, 2002).

En este sentido, numerosos estudios han encontrado que la competitividad es un factor principal dentro del rendimiento deportivo de alto nivel y la motivación de logro (Gee, Dougan, Marshall y Dunn, 2007; Sáenz-López, Jiménez, Jiménez e Ibáñez, 2007; Remor, 2007; García-Naveira y Remor, 2008, 2011). En general, los trabajos revisados señalan que existe una relación entre el nivel de competitividad, o las características personales asociadas a la competitividad, y el alto rendimiento deportivo, lo que sustenta la clásica teoría de la necesidad de logro y reafirma el papel de la competitividad dentro del deporte de alto rendimiento.

De hecho, la competitividad es un indicador de rendimiento bastante efectivo. Por ejemplo, Gould, Dieffenbach y Moffett (2002) evaluaron las atribuciones de 10 campeones olímpicos respecto al éxito, concluyendo que, efectivamente, la competitividad es una variable que caracteriza a los deportistas de élite. Asimismo, un estudio sobre la prestación competitiva en equipos de fútbol en la Fase de Grupos de la UEFA Champions League en la temporada 2009-2010 (Vales, Areces, Blanco y Arce, 2011), encontró que los equipos ganadores presentan valores estadísticamente más altos en cuanto a la iniciativa de juego, el índice de volumen ofensivo y el índice de precisión en el juego ofensivo, lo que indica claramente que las metas de maestría pasan a tener un rol secundario, en favor de metas de competitividad. El deporte de alto rendimiento está basado principalmente en la mejora individual (metas de maestría) para asegurar la competencia. No obstante, los objetivos competitivos son muy convenientes cuando el nivel de maestría de las personas en competición es muy similar, como suele pasar en el alto rendimiento.

Resulta fácil entender entonces por qué la competencia percibida es concebida como un factor mediador en la orientación motivacional (Burton, 1992). En el alto rendimiento, la mejora y el dominio personal (una perspectiva de orientación a la tarea) no son suficientes para crear un sentimiento de capacidad, porque las percepciones de competencia demostrada son normativas o son establecidas respecto a otros (Salinero, Ruiz y Sánchez, 2006) y el éxito subjetivo depende de una comparación favorable de las propias capacidades con las de los otros (Duda, 1995). En una situación de competición interpersonal, la evaluación pública, el feedback normativo y/o el examen de destrezas valoradas, surgen con mayor frecuencia estados psicológicos de implicación del ego (Salinero, Ruiz y Sánchez, 2006) y por tanto del sentido de competitividad.



Asimismo, al valorar el clima motivacional de los deportistas de alto rendimiento, considerado como el impacto social a la motivación (Escartí, 1994), en gran parte de las ocasiones, el entrenador valora a sus deportistas en función de una orientación de competitividad (influenciando a sus deportistas para que asuman la competitividad como meta de logro frente a la meta de maestría). En el deporte competitivo, ganar suele ser el criterio de éxito para el entrenador, por lo que predomina un clima de competitividad (Salinero, Ruiz y Sánchez, 2006). Por estas razones es importante desarrollar teorías y técnicas permitan al deportista lidiar con situaciones de competitividad, elaborando estrategias motivacionales más específicas que se centren en el resultado y que le permitan satisfacer un estándar comparativo externo de excelencia y que sea capaz de validar su superioridad sin que se lleguen a afectar su autorregulación emocional y su autodeterminación respecto a los demás climas motivacionales, que suelen ser más importantes fuera del momento de la competencia.

La orientación a la tarea se ha mostrado más adecuada por estar relacionada con patrones de conducta más adaptativos (Standage, 2002), pero estas comprobaciones usualmente se basan en estados cognitivos (creer que el éxito depende de sí mismo y que con esfuerzo puede lograrlo) y no emocionales. Es decir, fomentar una orientación al resultado o al ego no es hacer creer al deportista que su éxito depende de ser mejor que los demás (algo que no se puede controlar), sino que en el momento específico de la competencia, esta sensación específica de competitividad, le impulse a esforzarse más durante la misma, a ceder con menos facilidad y a perseverar a pesar de las situaciones adversas. En efecto, si el atleta cree que ya se ha esforzado al máximo según sus niveles estables y auto-controlados de autoconfianza, eficacia percibida, orientación a la tarea, etc., un sentido emocional de competitividad puede hacer que rinda mucho más.



Finalmente, parece relevante la investigación de Weinberg y sus colegas (1979) que manipuló la percepción de personas normales que debían hacer una prueba de resistencia muscular, afirmando que la persona que estaba realizando la demostración estaba lesionada de la rodilla. En otra situación, se les decía que la persona que estaba haciendo la demostración era un atleta nato. Los resultados encontraron que las personas resistían más en la primera situación, porque percibían al otro como más débil a causa de la lesión.



Referencias

Dosil, J. (2004). Psicología de la actividad física y del deporte. McGraw-Hill.

García-Naveira, A. y Remor, E. (2008). Diferencias en competitividad en función del nivel competitivo en jugadores de fútbol adultos. XI Congreso Nacional de Psicología de la Actividad Física y el Deporte, XI Congreso Andaluz y III Iberoamericano. Federación Española de Psicología del Deporte, Asociación de Psicología del Deporte de Andalucía y Universidad Pablo de Olavide, Sevilla, España.

García-Naveira, A. y Remor, E. (2011). Motivación de logro, indicadores de competitividad y rendimiento en un equipo de jugadores de fútbol de competición varones entre 14 y 24 años. Universitas Psychologica, 10 (2), 477-487.

Gee, C., Dougan, R., Marshall, J. y Dunn, L. (2007). Using a normative personality profile to predict success in the National Hockey League (NHL): A 15-year longitudinal study. North American Society for the Psychology of Sport and Physical Activity Conference, San Diego, CA, U.S.A.

Gill, D. L. (1986). Psychological dynamics of sport. Campaign, IL, Human Kinetics.

Houston, J., Harris, P., McIntire, S. y Francis, D. (2002). Revising the competitiveness index using factor analysis. Psychological Reports, 90, 31-34.

Martens, R. (1975). Social Psychology of Sport. New York: Harper and Row.

Remor, E. (2007). Propuesta de un cuestionario breve para la evaluación de la competitividad en el ámbito deportivo: Competitividad-10. Revista de Psicología del Deporte, 16, 167-183.

Gould, D., Dieffenbach, K. y Moffett, A. (2002). Psychological characteristics and their development in olimpic champions. Journal of Applied Sport Psychology, 14, 172-204.

Sáenz-López, P., Jiménez, A., Jiménez, F. e Ibáñez, S.(2007). La autopercepción de las jugadoras de baloncesto expertas respecto a sus procesos de formación. Cultura, Ciencia y Deporte, 3, 35-41.

Salinero, J., Ruiz, G. y Sánchez, F. (2006). Orientación y clima motivacional, motivación de logro, atribución de éxito y diversión en un deporte individual. Apunts: Educación física y deportes, pp. 5-11

Vales, A., Areces, A., Blanco, H. y Arce, C. (2011). Diseño y aplicación de una batería multidimensional de indicadores de rendimiento para evaluar la prestación competitiva en el fútbol de alto nivel, International journal of sport science, 7 (23), pp- 103-112

Weinberg, Robert S. y Gould, Daniel (1996). Fundamentos de psicología del deporte y el ejercicio físico. Ariel S. A.: Barcelona

1 comentario :

  1. Muy buen artículo, te invito a leer este otro artículo sobre competitividad.
    http://www.elmundoesnuestrameta.com/libro/?p=337

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